Qué se evalúa de verdad
Se valora la pertinencia de lo que eliges comentar y la claridad con que lo presentas. No hace falta hablar de todas las cifras: importa seleccionar bien y comunicar con orden qué tendencia muestra el gráfico, qué llama la atención y por qué podría estar ocurriendo. La interpretación manda sobre la enumeración.
Seleccionar sin perder tiempo
Antes de escribir, mira el conjunto. Si el gráfico es generoso en datos, filtra: escoge cuatro o cinco cifras que dibujen la tendencia general y alguna que sorprenda por alta, baja o por ir a la par con otra. Esa selección ya es un criterio, y el criterio se puntúa. Si el gráfico trae pocos datos —algo cada vez más frecuente—, céntrate en la comparación y en el cambio temporal, aunque el cambio sea mínimo: “apenas varía” también es información.
Conectar datos con realidad
Tu texto gana cuando los números aterrizan en consecuencias creíbles y causas plausibles. No necesitas certezas absolutas; basta con hipótesis verosímiles formuladas en condicional. Si una mayoría mantiene su productividad y una parte no pequeña mejora, podrías sostener que, de mantenerse la medida, la empresa tendería a optimizar costes o reducir bajas. Si un valor se desploma, puedes proponer que se debería a un cambio regulatorio, a la estacionalidad o a una preferencia del consumidor. La clave es que tu explicación encaje con el dato y su contexto.
Cómo organizar el párrafo
Empieza situando la idea principal del gráfico en una frase clara. Luego integra dos o tres cifras representativas para demostrarla. A continuación, interpreta: añade una consecuencia posible y una causa plausible. Cierra con una mini-conclusión que devuelva al lector la idea global. Ese ciclo —idea, datos, interpretación, cierre— basta para un texto compacto y bien puntuado.
Expresiones que te facilitan la vida
Para consecuencias: esto conllevaría…, se traduciría en…, daría lugar a…, traería consigo…, tendría como efecto…, desembocaría en….
Para causas: esto podría explicarse por…, podría responder a…, podría atribuirse a…, se debería a…, podría ser consecuencia de…, la razón subyacente sería….
Ejemplo aplicado
Idea global: con la semana laboral de cuatro días, la productividad no cae y, en ciertos casos, mejora.
Datos representativos: una mayoría se mantiene; un porcentaje relevante mejora.
Consecuencia verosímil: de sostenerse en el tiempo, se traduciría en una reducción de costes operativos y mejor retención de talento.
Causa plausible: podría explicarse por un mejor descanso que disminuye la fatiga y mejora la concentración, de ahí que se haga lo mismo —o más— en menos horas.
Entrenamiento en casa
Redacta siempre desde una selección previa de cifras y guarda un minuto para pensar causas y consecuencias. Practica el condicional para tus hipótesis. Haz simulacros con cronómetro y, al revisar, pregúntate: ¿mi texto cuenta la tendencia?, ¿he justificado por qué hablo de estas cifras y no de otras?, ¿aparezco como alguien que interpreta, no que lista números?
Errores que restan (y cómo evitarlos)
Quedarte en la lectura lineal del gráfico. Solución: abre con una tendencia, no con una cifra.
Querer mencionarlo todo. Solución: limita a cuatro o cinco datos y di por qué los eliges.
Opinar sin anclar en números. Solución: cada interpretación va amarrada a al menos una cifra.
Hipótesis tajantes. Solución: usa condicional y marcadores de posibilidad.
Si quieres practicar con modelos y ver textos comentados paso a paso, en mis cursos tienes unidades específicas para trabajar esta tarea como en el examen: con límite de tiempo, rúbrica y soluciones razonadas. La diferencia se nota cuando tu mirada deja de “copiar números” y empieza a construir significado: ahí es donde el gráfico se convierte en puntos.
Recursos
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